viernes, 13 de septiembre de 2013

Las más solemne fiesta del judaísmo paralizará a Israel el Domingo

Israel se paralizará con motivo de la jornada del Iom Kipur, la más sagrada del calendario hebreo y que este año coincide con el cuadragésimo aniversario de la Guerra de 1973.
Con la población judía haciendo sus últimas compras antes del tradicional ayuno, la actividad en toda la ciudad comenzó a ientificarse desde el mediodía, con cada vez menos vehículos en las carreteras y vendedores echando el cierre a sus negocios.
“Es una jornada extraordinaria, una oportunidad que nos brinda el calendario para la introspección, para hacer juicio de nuestros actos en el año que ha transcurrido y ver qué cosas podemos cambiar en el que ha comenzado”, explica Carmela Safrir, una jerosolomitana.
Los judíos comenzaron el año 5774 hace sólo diez días con el Rosh Hashaná (Año Nuevo), que da inicio a un período de festividades religiosas de casi un mes.
La próxima fiesta, de una semana de duración, es la Sukot (de los Tabernáculos o Cabañas), que recuerda el bíblico éxodo de Egipto de la mano de Moshé (Moisés) por el desierto del Sinaí.
Una encuesta indica que alrededor del 65 por ciento de la población judía de Israel respeta el ayuno y un número superior considera la jornada un día especial de introspección o para prestar especial atención a la familia.
Safrir, que se declara “tradicionalista”, está dentro del porcentaje que ayuna, por lo que aproximadamente una hora antes de ponerse el sol dejará de comer y beber hasta mañana al anochecer.
La Biblia ordena a los judíos “afligir sus almas” -sobreentendido como “ayunar”, entre otras medidas- en Iom Kipur, la única jornada en la que el sumo sacerdote solía entrar al Sancta Sanctorum (Kodesh Hakodashim) del Templo de Jerusalén.
Descrito como el “Sábado de sábados”, esta jornada ha tomado en el moderno Estado de Israel, creado en 1948, una doble faz.
Los más observantes acuden a las sinagogas y el resto, sobre todo los niños, pasean por las carreteras en bicicletas y monopatín, costumbre para la cual se aprovechan de la completa paralización del tráfico.
Es también la única jornada en las que las fronteras aéreas, terrestres y marítimas del Estado judío se cierran por completo, y sólo los casos humanitarios y personas con permisos especiales pueden ingresar en el territorio israelí.
Como en todas las fiestas judías, el Ejército de Defensa de Israel ha cerrado las fronteras con los territorios palestinos como medida de seguridad.
Este año, el Iom Kipur coincide con la incertidumbre internacional alrededor de Siria y con el cuarenta aniversario de la Guerra de 1973, en la que Israel se vio sorprendida por un ataque conjunto masivo de los ejércitos de Egipto y Siria.
La guerra, una de las más costosas para Israel en número de víctimas y equipo militar de todas las que ha librado con sus vecinos árabes, dejó en la población una huella indeleble, un trauma nacional del que se hacen eco todos los medios.
Con motivo del aniversario, los Archivos de Estado han dado a conocer en los últimos días muchos de los documentos clasificados de aquella contienda, entre ellos el testimonio -aún parcialmente censurado- de la entonces primera ministra, Golda Meir, ante la comisión que investigó el fiasco de la Inteligencia Militar.
“No pude enfrentarme con el jefe de la Inteligencia Militar o con el jefe del Estado Mayor. Habrían pensado que era tonta”, dijo la “dama de hierro” a los investigadores, al ser consultada sobre por qué no declaró el estado de emergencia.
Según todas las investigaciones, Israel tuvo claros indicios de que la contienda estaba por comenzar, e incluso recibió advertencias claras del ya fallecido rey Hussein de Jordania y de un asesor personal del entonces presidente egipcio Anuar al Sadat.
El debate en torno a las pujas entre políticos y militares antes y después de la guerra, sigue ocupando las páginas de los periódicos casi como hace cuarenta años.
“La guerra que no se termina”, titula su edición el diario Yediot Aharonot.
Fuente: EFE, Noticiero Virtual Cristiano de ESA.

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